sábado, 30 de enero de 2010

¿A dónde van los carnavales huamanguinos?

Recuerdo cuando era chico, es decir, hace ya muchas lunas, salíamos a la puerta de casa los días de carnaval y era una delicia ver pasar las comparsas, con la gente ya cansada de tanto bailar, pero con la alegría a flor de labios. Tinyas, acordeones, guitarras, charangos mandolinas, quenas, quijadas de burro, pitos, cencerros; los varones atrás, emponchados y con los instrumentos, las chicas adelante, rompiendo los zapatos a punta de baile, más adelante el capitán, de capa y sombrero, cantando todos cosas zanahoriotas como "desde Miraflores, me mandaron flores, en una canastita, llena de amores", o más provocativas, como "huamanguina religiosa, no me lleves a la misa, mejor vamos a Huatatas, a bañarnos jalasiquis", o más politiconas, como "esta democracia, es una desgracia, hasta los cachacos, quieren gobernarnos", o el más directo "Morales Bermúdez, ándate a la mierda...", o el recontra clásico "puñuychallay, puñuychallay, miski miski puñuychallay, runallapa wawallanman, miski miski puñuychallay..." No había mayor organización, total, eran los carnavales, lo que significa todo, menos orden ni concierto. Los visitantes eran prácticamente secuestrados por las comparsas, para bailar con ellos, las hordas de chiquillos y chiquillas que habían estado jugando con agua, betún, talco y demás armas carnestolendas, se ponían a danzar tras las comparsas (llamadas también pandillas). No faltaban las pandillas de uno o dos, algún borrachito que paseaba solo, tocando la quena, u otro lo mismo, pero acompañado por su mujer, igualmente ebria, tocando la tinya. Los carnavales siguen siendo pajas, pero un poco meno. Es que algunas cosas, creo, han cambiado como efecto perverso de los malhadados concursos. Ahora hay coreografías, hay más letras políticamente correctas, hay demasiado orden en el desplazamiento de las comparsas, hay una clara diferenciación entre bailarín y espectador. En suma, hay más control, y eso, la verdad, me deja un dejo amargo en la boca, aunque no por eso deja uno de participar. ¿Cuál es la razón de ser de los concursos? ¿Salvar a nuestras fiestas de la extinción? Pero si los carnavales gozan de mayor salud cada vez, y no precisamente por efecto de los concursos. ¿Incrementar el turismo? Bueno, al parecer, la lógica va por ahí. Y la verdad es que yo no quiero turismo ni nada parecido, si a cambio de eso nos convierten en figuritas de postal y no en lo que somos: gente común y corriente para quienes es siempre saludable tener unos días de soltarse y mandar todo a la mierda, con alegría. Así que ahí va mi mensaje a las autoridades, que tienen la sartén por el mango en estos casos y que, por añadidura, jamás han leído ni leerán este blog: ya pues, no sean lacras, liberen nuestro carnaval, no es cosa suya sino todo lo contrario. Y mi propuesta para quienes estén en sintonía conmigo: sigamos saliendo en comparsas, pero no nos sometamos a los concursos, salgamos como se salía antes, a la deriva y a la buena del destino, que con acogedor manto puede cobijarnos en cualquier tiendita provista de generoso alcohol, como buena pascana antes de seguir dando vueltas, borrachos de felicidad.

1 comentario:

  1. Gracias por promocionarme como símbolo del Carnaval!!!!! jajajaa q bonita foto, cada vez q veo una de hace años me emociono más porq siento que voy recuperando lo perdido. Esa fue la primera vez que salí, lo recuerdo, cuando ya sabía que era hora de hacer cosas que antes no lo haría y lo disfruté mucho. Comparto tu idea de los carnavales de antaño; tengo un vecino que sale en su comparsa familiar todos los años y me gusta verlo en esos días de libertad que muestra su al bailar como quiere, con su sombrero oscuro lapsusy lapsuy, su waly desteñito y hasta por debajo de las rodillas, balanceando no se hasta donde toda la cadera, agrarra su puchkatillo que va hilando(Gira la puchka levantando la rodilla y forzándola a dar sus mejores giros, mientras anda con su propia música, pareciera la canción más burlesca y a la vez la más deliciosa!!! que incluso le permite darse sus pausas para dar sorbos de esa botella de barro que lleva en su lliklla que lleva cruzada en la espalda, y seguir, seguir y seguir saltando, corriendo, cantando, etc. A mí alguien me hizo entender que el carnaval es para eso, para expresar lo que a diario no ya no es posible, carnaval de quenas, charangos, tinyas y guitarras... mi papá siempre me dijo Yaaaaa!!!! lluqsimusunchikmanchu icha manachu!!!, era nuestro pretexto para hacer nuestro carnaval en casa!! ohhh q recuerdooo mas bonitos!!!! :") Gracias por compartirnos tu artículo,V.Hugo.

    Maritza

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